IGLESIA BAUTISTA VIDA NUEVA, LONDON. CANADA “Una Iglesia fácil de encontrar, difícil de olvidar”

Los documentos producidos por Iglesia Bautista Vida Nueva, London NO tienen derechos reservados. Pueden usarse, citando la fuente.
 


Misionera: Lottie Moon

Una vida enfocada en el reino

La China de hoy es un mundo en pleno cambio. Es hogar a 1.300 millones de personas; o sea una quinta parte de la población mundial. Los aldeanos se trasladan a las modernas metrópolis con poblaciones en crecimiento vertiginoso. Y China goza de un buen lugar en la economía mundial. Es muy diferente a los amplios campos que Lottie Moon llegó a ver en el siglo XIX. Pero existe una cosa que no ha cambiado: China necesita al Salvador.

Lottie Moon  se ha convertido en una leyenda entre los bautistas. Pero en su día Lottie no tenía ningún rasgo de heroína. Al contrario, tenía mucho en común con los misioneros de hoy. Era una devota Bautista del Sur que trabajaba incansablemente para que su grupo étnico  conociera a Jesús.

Su misión

Cuando se embarcó para la China, Lottie tenía 32 años de edad. Había rechazado una propuesta de matrimonio y dejó su empleo, hogar y familia para seguir la voluntad del Señor. Esta senda no era típica de una joven educada proveniente de una familia de altos recursos del Sur de los Estados Unidos. Pero Lottie no servía a un Dios ordinario. Él le había llenado con la necesidad de que los chinos conocieran al Salvador.
                         

 
 
Por 39 años Lottie trabajó principalmente en Tengchow y P’ingtu. Al principio las personas la temían o la rechazaban, pero Lottie se negó a regresar. El aroma de galletitas recién horneadas empezó a traer personas a su casa. Adoptó la vestimenta tradicional china, y aprendió el idioma y las costumbres chinos. Lottie no sólo sirvió al pueblo chino, sino que se identificó con él. Muchos comenzaron a aceptarla y algunos aceptaron al Señor.

La visión

La visión de Lottie no era exclusivamente para el pueblo chino. Lottie escribió muchas cartas a los Bautistas del Sur en los Estados Unidos presentando la lucha de tan pocos misioneros para compartir el evangelio con tantas personas - 472 millones chinos en su día. En sus cartas compartía del hambre espiritual de los chinos y de la necesidad de más obreros y el apoyo de los Bautistas del Sur a través de oración y ofrendas.

En 1912, durante una época de guerra y escasez, Lottie calladamente pasó hambre sabiendo que sus queridos chinos también carecían de alimentos. Sus compañeros cristianos vieron la máximo demostración de amor: entregó su vida por otros. En la noche de Nochebuena Lottie murió en un barco destinado a los Estados Unidos.

Pero su historia aún vive. Y todavía hoy, cuando las ofrendas no alcanzan para enviar a todos los misioneros que Dios está llamando al campo, su llamado a ofrendar y sacrificar tiene más urgencia que nunca.

Su pasión misionera

 “¿Cuantos más millones de almas tienen que pasar a la eternidad sin haber escuchado el nombre de Jesús?”

Esta pregunta, siempre presente en las cartas de Lottie Moon, ardía en su corazón durante los 37 años que vivía en China. En el principio como una joven misionera,  la motivó a dejar  la seguridad del recinto misionero para vivir entre los “paganos” a los que se sentía llamada.  A la mitad de su vida, esta pasión le dio la fortaleza para meter su pequeño cuerpo en el camino de una turba anti-cristiana que quería lastimar a los creyentes, y decir: “Tendrán que matarme primero”.  Y como una mujer mayor, ese ardor la obligó a dar su alimento para que otros vivieran y tuvieran la oportunidad de conocer a Jesús.

¿Cuántas almas?, ¿Cuántas habría pensado ella? ¿Un millón?, ¿cinco millones?, ¿cincuenta millones?

Cien años más tarde tenemos la respuesta.  Son 1.500 millones de personas - más gente de la que poblaba la tierra cuando Lottie vivía - que nunca ha escuchado el evangelio.

Durante cinco generaciones los Bautistas del Sur han sido motivados por Lottie Moon a ir al campo misionero y a sostener a los que están llevando la luz del evangelio a las tinieblas.  Hoy apoyamos a más de 5.300 misioneros en el campo.

Pero ¿qué pensaría Lottie? ¿Estaría satisfecha de que los 16 millones Bautistas del Sur están apoyando a 5.300 misioneros? ¿Estaría de acuerdo que nuestra ofrenda es adecuada? O ella, citando los 1.500 millones de personas que viven sin esperanza en la Frontera Final, diría una vez más: “¿Cuantos más millones de almas tienen que pasar a la eternidad sin haber escuchado el nombre de Jesús?”


 









“Una Iglesia fácil de encontrar, difícil de olvidar” Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis